Niebla y aire
A finales de julio del 1985, una niebla tan espesa como el puré había hecho posible que Paulino Díaz lograra el milagro que ni siquiera un Ángel había podido protagonizar siete años antes: la victoria absoluta en el Fito con un turismo por delante de las todopoderosas y habitualmente imbatibles 'barquetas'.